miércoles, 30 de junio de 2010

Patáfora de una Mente Real


Flores enfermas de la salud,

sin fin anunciado de esas casas,

sin manto rojo-rosado de los escarabajos,

aplastado, trepante de nuestras uñas,

las carcomidas comidas de los desesperantes veranos,

el sutil invento planetario de las gafas rotas,


¡Bang! ¡Bang!


Destellos nacientes de pasiones ambulantes,

sin peluca infinita de la abominación,

sin retrato presto-agobiante de los trabajos,

fotos, y pinturas de Joan

con pincel plural, masticamos;


¡Toc!...


Paso, y sigo el cabello sucio,

con piratas sin lunas, ni leche

con cuerdas plenamente formales,

esas con corbata, hablando de los impuestos,

firmando papeles y tocando culos redondos,

sonriendo al té de las seis,

sonriendo al té de las seis...


!O, non essere crudele, non essere te stesso, non mi è!


Curador barbudo de las montañas,

amigo indigente de una ciudad,

poeta perdido entre los quince centímetros del suelo,

martillo travieso de serrucho alienigena,

con leche hirviente, que la lengua me quemó,

despavorido, deshonrado, desnutrido,


Llamada por cobrar, sin urgencia que contar

rimas que querías, sin besos que me das,

abrazos apagados, gemidos ardientes,

prendidos elocuentes, de una nota no explicada,

de una palabra infinitamente inexistente,

tanto como quiero,

poco como sé,

sin sacrificio, sin ayuno mental

sin esas pirañas de las bancas del parque flotante,

sin todas ellas,

entonces podemos ir.