lunes, 14 de junio de 2010

Tetra canción para el Alma que Regresa.


I


Asiento desierto de barrera escabrosa,

con manzanas y olas perfectas,

náufrago presumido de calor caribeño,

siéntese, mujer, mire al sol jugando con las palmeras;

las viejas odiseas de casas centenarias,

el olor marino que desde el alma les sale,

que profundamente escondido, reposa la primera brisa,

reposan esas bocas jóvenes de los años pasados,

que aquí se sentaron,

y que en las noches más calurosas,

dejaron que el mar, allá al frente,

se llevara su pasión con el viento,

con la música de la vida simple,

el trofeo sensual de un secreto travieso.


II


Afana mentiroso el presente caído,

con cuentos amargos de amarillista propaganda,

amasa el amor futuro, con el sexo a contra pared,

olas y manzanas, secreto detestable,

mar de carnaval infame, muéstrame el tiempo

enséñame a la niña morena,

con el paraíso pegado a las piernas,

con el sol en el cabello libre de pecado,

llévame entre las cuerdas del puerto,

al beso fantasma que su boca espera.



III


Mundo de arena, bailando en la calle

los pies quemados de la esperanza hermosa,

el levante sarcástico de otro mundo,

los ojos de ella en la noche estrellada,

pegada a la vida nocturna de mi vida entera,

entre luces y voces,

ah, si ella estuviera presente,

causa el dolor, que causa el mar en arrastre,

causa la pérdida como tú me la causaste,

y que con los años desciende,

para convertirse en un agrio dolor de estómago,

los besos fantasmas de puertos lejanos,

la brisa que nunca le llegó,

el canto perdido tan solo un poco al sur.


IV


Agosto, como nunca lo sentiste en la piel,

Septiembre, como siempre glamoroso,

Diciembre, infame despedida de ojos negros.


Partido encuentro fabuloso,

sin ojos a los cuales engañar,

se me vino encima,

como el mar nocturno, agresivo pero bello,

mojado, pero fresco,

me despojó riendo, de mis ropas que la estorbasen,

feliz encuentro de recuerdos, era Junio.