viernes, 12 de agosto de 2011

Mi nombre en Edmund


Viva el seudo suicidio de las cosas rosas

las entradas malditas de todas las calles

las luces naranjas que se despedazan

Vivan las enciclopedias andantes de soberbia comprimida

de entrañas suicidas, esas ya no nacen

los ojos azules de cámara muerta

del hemisferio plagado de ratas

Vivan los feroces augurios de la muerte amarilla,

de nuestras manos con miel, que los perro lamían

que las aves grasosas, de sus dedos picaban.

de los verdes infames, que la boca babeaba.

Viva el plató del curul adiestrado

de las tropas mentales que entra las sillas buscaban

del verano europeo, de unas piernas con nada.

Esas hojas de raíz, no necesitan más que zambullido

del solsticio de la vida, del ocaso de los labios,

Que se paren y aplaudan

¡Viva!

El feroz desencanto de la muerte sin premio

de la entrega arreglada de esos ojos rojos

mis ojos

mis manos

déjalo pasar....