martes, 31 de agosto de 2010

Amén


Y resucitaríamos varios.

Y bastaría decir que el tiempo

se detuvo,

y que la vida es lo que te pasa cuando haces planes,

y bastaría decir eso,

porque mamá se fue,

y papá no se sabe donde está,

...

y mi religión es el mundo,

porque el tiempo no ah parado a verme orinar.

Y los puntos de la insolación,

bien bien bien, que regresen por favor.

Porque el viejo camino de tierra,

de la reyna y sus dibujos infantiles.

Y es que querida, volemos a un lugar en dónde no habrá más

y en cualquier momento a todos dejamos,

vendemos, amamos,

perdemos.

Y sigue como siempre,

solos los dos,

sabes lo que es

lo que tienes

lo que dejas en el tiempo,

y la linea que cruzas entre el activismo democrático,

y el suicidio mediático,

de una apología que nunca llegó,

oh, mi amor,

déjalos que está bien,

¿Me preguntas si pueden dormir?

Y no lo sé.

Piensa por ti mismo, sírvete a ti mismo.

Dicen que estoy loco, y se pierden en sus preguntas,

Y es la misma guerra santa,

el mismo Dios y su madre,

es la misma historia híbrida del poderoso magnate,

déjalos, que el muchacho y la morsa

han acabado con el tiempo,

el lugar plácido de un cuento, el rezar perdido de los años,

Porque dicen que encontraron camino,

por que dicen que encontraron a Dios,

porque hablan del pasado efímero que los llevó

a la redención,

y que la madre tierna de los rebajados,

les a dado de mamar, del mismo seno

y del mismo tiempo,

te haremos libre, muchacho,

tu sabes, la misma mierda de todos los tiempos.

¡Bang!


(sonrisas)

lunes, 30 de agosto de 2010


Augurio secreto de nuestras verdades

de los destapes luminosos de todas estas,

de mi mundo perfecto

mi tiempo infinito, que se pierde en las lágrimas de la acera

en las llantas destocadas de tus ojos,

de los carros no

en estos felices enfermos que desnudos involucionan,

que la ropa,

que las sábanas,

que el viejo minuto desorientado;

de tu llegada,

del estreno hambriento de mis problemas,

reyna,

tocando los acordes efímeros

la boca y los labios volando,

llora si tienes que hacerlo, llora hoy

...

porque después no serás parte de un cuento,

serás recuerdo vago de mi subconsciente,

el enfermo desnudo,

el viejo minuto,

el hambriento estreno de mi niñez,


Si, porque así voy desnudando al mundo entero,

afronto mis deseos, hablo a vos mediana,

y aún soy muy pequeño,

y aún refriego el albor luminoso,

y aún soy el niño del piano,

llora si debes hacerlo, llora hoy

llora mujer, llora


A veces. Soy el vacío que existe entre tus palabras y tu vos.


Llora. Llora. Llora. Y enfrenta,

el acuerdo desesperado de un problema

que aún te seguirá hostigando,

llora, pero sé valiente para saber por cuanto.


Desespera. El infinito mundo que se asoma por tus lágrimas.



martes, 24 de agosto de 2010

Antiguo


Encuentro el paso tenue de la vos

de estos días pasados,

de aquello que se va perdiendo con el tiempo,

encuentro eso,

no corro,

soy pendiente entre mis sueños,

amigos lúcidos de todos ellos,

la ropa blanca, mezquina esquina de la enfermedad

busco pronto mis segunda nota,

en la tecla más febril que eh sentido;

así voy,

deletreando el tiempo entre mis dedos,

contando el frío helado de los días buenos,

estigmatizando el sucio anhelo de la lluvia,

escupiendo,

el alma descarada de los cielos rojos;

enfrento el efímero apagón de mis ojos,

el translúcido equipamiento de mi cuerpo,

y el sin sabor dejado en mi memoria,

enfrento eso, si me importa,

encuentro, no sé,

¿Algo con que matar?, ¿Algún día libre para asesinar?

Soy antiguo,

como el discreto secreto de la mente,

el zorro ambiguo de las miradas perras,

el hablar continuo de los cafés en la mañana;

la siniestra desición perfecta de un holocausto suicida,

y sigo, sigo, por que el tiempo no para,

voy detrás de ellas siempre, y ellas siempre van adelante mío,

ellas en las luces de la cuidad,

yo,

entre los escollos recónditos del ultimo lugar en su recuerdo.

Encontré,

el arma asesina que no deja evidencia,

la lista perdida de los muertos vivos,

el modus operandi del perfecto homicida,

Soy ahora,

el siniestro recuerdo de todas ellas.

jueves, 19 de agosto de 2010

Rezos


Hablo por los ojos de ella,

que nos son más que la distancia que separa

al sabor profundo del recuerdo;

a los besos espantados de un momento

al tranquilo descenso de los condenados

al amor enfermo de todas esas cosas,

al frío quejumbroso de los campos tenues,

arrimados, dormidos entre los lagos,

entre sus ojos blancos como el cielo,

entre lo que digo y lo que recuerdo.

Hablo por ella, ya que ella no existe,

más que solo el rojo sinuoso de la cama extraviada,

con cabellos sucios y la cara seca,

sudado espécimen de mujer hambrienta

que revoltosa se retorcía,

con placer espontáneo que miraba,

que amaba el desagarre eterno de las noticias amarillas

de la prensa animada,

los presos inocentes, los moribundos felices.

Me encantaba el vasto suicidio de su inocencia,

aquella que en las febriles tardes de enero nos apresaba

nos envolvía como todas las montañas que viví,

como el frío, así nos encogía,

entre sus manos rosas, y el rostro seco,

los cabellos largos y sudados,

su cuerpo, amante perfecto,

de escritos abundantes, de notas en el tiempo

como ella, era el segundo muerto de las horas,

que el minuto no cedía a la intranquila furia,

que las camas no bastaban para soportar el huracán,

que las sábanas revoloteando estaban,

que sus ojos extraños, se tatuaron en mi memoria

que ella entera era el pecado perfecto de todos los años,

que ella entera es el plan firme de mis instintos carnales,

que ella,

así como irreal se mantiene,

regresa entre los albores solemnes,

de los días más gélidos,

de las noticias animadas,

dibujada desnuda en mi pared,

tatuada salvaje en mi memoria,

descubierta por su voz, cada vez que la quiero cerca.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Cuentos extraños de la boca


Soy como las mujeres hervidas de todas esas ollas

y el alma ardiente de una vida

el faro luminoso, que apagaba nuestros sueños

y la callecita empedrada de mi niñez

la taza gigante,

el enfermo de la cama veinte y tres

los arroces de todos esos amores lejanos

arrastrados por la lujuria del sueño inquietante

de nuestros escritos,

y los cuentos, ah

los cuentos del fuego acicalándose con el diablo,

la higuera traviesa con los duendes arranca manos,

el espectáculo siniestro que el miedo asistía,

que la feroz boca suicida amigajaba

entre tanto y lento,

al tiempo amigo de las cigarras en el huerto,

del sol de las mujeres y hombres,

de las ventanas asesinas con el albor refrescante,

de las mañanas perras,

que con el frío nos envolvían,

entre sus manos apretaban el delicioso aroma de mi especie.

Conocí,

amé el recuerdo de una forma que quedó en el olvido,

de un tanto maestro, de revolución cubana

que del viejo decrépito de los factores esponjosos,

nos alzaba en vilo con sus historias,

de que el viejo caído,

nos devolvía al tiempo y el espacio

que rodeaba su cuarto centenario,

¡Pobre hombre!, llegaban a verlo

le besaban la mano,

y el viejo observaba,

...

se sentaban a quejarse de la vida y del mundo

de las horas que no habían,

del dinero que pasaba rápido,

y el viejo observaba,

...

Una ves me contó meditabundo, el pobre viejo

"Eh visto amores que desgarran el alma

y hacen llorar al más duro,

eh visto de los tiernos, que suavizan el alma del moribundo,

conozco de los sucios y tramposos, lujuriosos,

esos los conozco, eh vivido con los amores perros

y los de lástima, bueno, no hay viejo que no los conozca;

pero no doy crédito al amor que nace en el nuevo tiempo,

el amor a saberse muerto, y burlarse de un viejo"

martes, 17 de agosto de 2010

Mi leyenda


Hablo por las formas de esta tierra


soy ese espejo danzante de tus sueños


imagino ser,


recorro tus formas bajo los espejismos,


tus ojos en las lágrimas de la mota verde


del rocío helado de aquellos discursos,


del viento alegre que nos hablaba,


que entre nuestros recuerdos de antes,


se filtraba,


que en la sombra pétrea de un mundo moderno,


nos olvidaba,


a nosotros los que hablamos, los que tenemos


y los que no hay casi nada,


enciendo mis mar lejano de todo el frío,


de la helada culpa maldita que reposaba en la memoria


de las piernas frágiles de nuestras calles,


y de la luna amiga, aquella inservible.


Hablo por el tiempo discreto de nuestro bolígrafo,


miento, y da asco el sinuoso paso de la indiferencia,


soy ése, el hombre


de los perfiles absolutos, de los escritos infinitos


de las enfermas descaradas;


susurro, el furibundo desacato del arrebatado,


al oído absoluto de mi músico sordo;


de mis plagios enteros al morbo urbano,


quédatelos,


de nada vale el transgresor extinto de los buenos tiempos.


Miro, por si las dudas


en el interior hermoso de tu cuerpo acomplejado,


de las formas sinfónicas, que se van hilando


y doy crédito vacío, no entiendo el concepto


miro, por demás,


y respiro,


hablo por vosotros, los sin vos,


hablo por mí,


y respiro por mí,


miro mi tiempo, y recuerdo su tiempo,


estudio la idea concebida con pecado antiguo,


y me quedo en silencio.


...


...


Hablo por el arranque escéptico de una generación


por los hombres y mujeres que nacen,


por los muertos yo no hablo,


miro y respiro, me quedo callado,


pienso,


es el grito arrebatado de este tiempo.


Es la tinta mugrosa de un poeta zombie,


el escrito fervoroso, de este escritor.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Kunan Tuta Takisunchis


Vivir en el ambiente de los años

y ser tiempo entre las manos

amar la fe, la esperanza de creer

de invocar al viento, todas nuestras vidas

de tocar con los pies el mar coral de la memoria,

esos sedosos desiertos entre los callos,

los rojos carmines de la abuela embarazada,

de la tierra entre las lágrimas de los hombres;

del grito furibundo de la música que nace,

de la lengua extraña, si

de estos tiempos, manos y el pequeño nacido,

de los aires por las alturas extraviadas,

sin tenacidad entre las brechas de sus caras,

sin experiencia, ellos vuelven, con el levante del sur húmedo,

vuelven cayéndose,

lisiados entre las ovejas de las montañas rocosas,

con el callado en la mano blandiendo,

con la boca desecha, destruyendo,

muriendo,

las gotas y ellas, volviendo sobres sus pies.


Vuelvo con el minuto encontrado,

con la espuma de los mares que conozco,

con el frío eterno de amor hermoso,

ese que corría desnudo entre los cerros,

vuelvo con el sol caliente en mi rostro y nieve en el pelo,

regreso eterno, como siempre regreso, completo,

de una sola pieza, profundo,

cegado entre maravillas y perdidas


Regresé. Con el vientre estrecho.


Volveré, como eh vuelto,

regresaré, sin escamas, ni sal en la manos

sin sangre en la ropa,

sin tumulto pesado, ni pompas, ni vino,

regresaré como me eh ido,

destinado a mirar el mundo sin tocarlo,

predicho a encontrar el amor sin tenerlo,

y sabré entonces si era cierto el verso,

la música y sus noches,

Si regreso dormido, eh regresado vivo.

Si vuelvo despierto, es porque mi alma se a unido a ellos.

lunes, 2 de agosto de 2010

A Colores


Cierro el camino de lo infinito,

soy como los ápices de esa felicidad vieja,

las arrugas del oloroso perfecto,

soy dueño, pero muerto

soy el dormitar de los bebés;

Cierro eso, como cerraste la puerta en mi cara,

cierro el cojín amigo de las piernas abiertas y las poses,

el café, hijo de puta, de los inviernos pétreos

y el dolor tan grande, el del muchacho vacío de desierto;

Cierro presumido mis amigdalas y mis rodillas,

los errores e imprudencias de tus días,

la sangre en la antigua vejiga de las calles enfermas,

y con razón, fe y escorbuto crónico de tu saliva

cierro el corazón pasible y predecible,

de tal mujer en comparación,

me cierro, capullo insolente de respuestas cromatizadas,

inscribo, y describo el sucio fortuito de nuestras pasiones,

despido y contrato, hablo despacio, grito;

Cierro el cierre de la bragueta perdida en la tarde,

la del sol del rock´n roll que me silbaba por la ventana,

en la guitarra desafinada,

en la cuerda estrangulada,

en el cuello de ella, en la celebración

en el rodaje perfecto de un accidente tétrico

en el hijo maldito, de un amor violento,

Cierro eso con el mensaje idóneo, de una nueva crisis en mi vida.