lunes, 30 de agosto de 2010


Augurio secreto de nuestras verdades

de los destapes luminosos de todas estas,

de mi mundo perfecto

mi tiempo infinito, que se pierde en las lágrimas de la acera

en las llantas destocadas de tus ojos,

de los carros no

en estos felices enfermos que desnudos involucionan,

que la ropa,

que las sábanas,

que el viejo minuto desorientado;

de tu llegada,

del estreno hambriento de mis problemas,

reyna,

tocando los acordes efímeros

la boca y los labios volando,

llora si tienes que hacerlo, llora hoy

...

porque después no serás parte de un cuento,

serás recuerdo vago de mi subconsciente,

el enfermo desnudo,

el viejo minuto,

el hambriento estreno de mi niñez,


Si, porque así voy desnudando al mundo entero,

afronto mis deseos, hablo a vos mediana,

y aún soy muy pequeño,

y aún refriego el albor luminoso,

y aún soy el niño del piano,

llora si debes hacerlo, llora hoy

llora mujer, llora


A veces. Soy el vacío que existe entre tus palabras y tu vos.


Llora. Llora. Llora. Y enfrenta,

el acuerdo desesperado de un problema

que aún te seguirá hostigando,

llora, pero sé valiente para saber por cuanto.


Desespera. El infinito mundo que se asoma por tus lágrimas.