martes, 17 de agosto de 2010

Mi leyenda


Hablo por las formas de esta tierra


soy ese espejo danzante de tus sueños


imagino ser,


recorro tus formas bajo los espejismos,


tus ojos en las lágrimas de la mota verde


del rocío helado de aquellos discursos,


del viento alegre que nos hablaba,


que entre nuestros recuerdos de antes,


se filtraba,


que en la sombra pétrea de un mundo moderno,


nos olvidaba,


a nosotros los que hablamos, los que tenemos


y los que no hay casi nada,


enciendo mis mar lejano de todo el frío,


de la helada culpa maldita que reposaba en la memoria


de las piernas frágiles de nuestras calles,


y de la luna amiga, aquella inservible.


Hablo por el tiempo discreto de nuestro bolígrafo,


miento, y da asco el sinuoso paso de la indiferencia,


soy ése, el hombre


de los perfiles absolutos, de los escritos infinitos


de las enfermas descaradas;


susurro, el furibundo desacato del arrebatado,


al oído absoluto de mi músico sordo;


de mis plagios enteros al morbo urbano,


quédatelos,


de nada vale el transgresor extinto de los buenos tiempos.


Miro, por si las dudas


en el interior hermoso de tu cuerpo acomplejado,


de las formas sinfónicas, que se van hilando


y doy crédito vacío, no entiendo el concepto


miro, por demás,


y respiro,


hablo por vosotros, los sin vos,


hablo por mí,


y respiro por mí,


miro mi tiempo, y recuerdo su tiempo,


estudio la idea concebida con pecado antiguo,


y me quedo en silencio.


...


...


Hablo por el arranque escéptico de una generación


por los hombres y mujeres que nacen,


por los muertos yo no hablo,


miro y respiro, me quedo callado,


pienso,


es el grito arrebatado de este tiempo.


Es la tinta mugrosa de un poeta zombie,


el escrito fervoroso, de este escritor.