miércoles, 30 de junio de 2010

Patáfora de una Mente Real


Flores enfermas de la salud,

sin fin anunciado de esas casas,

sin manto rojo-rosado de los escarabajos,

aplastado, trepante de nuestras uñas,

las carcomidas comidas de los desesperantes veranos,

el sutil invento planetario de las gafas rotas,


¡Bang! ¡Bang!


Destellos nacientes de pasiones ambulantes,

sin peluca infinita de la abominación,

sin retrato presto-agobiante de los trabajos,

fotos, y pinturas de Joan

con pincel plural, masticamos;


¡Toc!...


Paso, y sigo el cabello sucio,

con piratas sin lunas, ni leche

con cuerdas plenamente formales,

esas con corbata, hablando de los impuestos,

firmando papeles y tocando culos redondos,

sonriendo al té de las seis,

sonriendo al té de las seis...


!O, non essere crudele, non essere te stesso, non mi è!


Curador barbudo de las montañas,

amigo indigente de una ciudad,

poeta perdido entre los quince centímetros del suelo,

martillo travieso de serrucho alienigena,

con leche hirviente, que la lengua me quemó,

despavorido, deshonrado, desnutrido,


Llamada por cobrar, sin urgencia que contar

rimas que querías, sin besos que me das,

abrazos apagados, gemidos ardientes,

prendidos elocuentes, de una nota no explicada,

de una palabra infinitamente inexistente,

tanto como quiero,

poco como sé,

sin sacrificio, sin ayuno mental

sin esas pirañas de las bancas del parque flotante,

sin todas ellas,

entonces podemos ir.


lunes, 28 de junio de 2010

Flan


El sol amigo,

el sol distante de unas lágrimas no dadas,

de una invierno que se me pasa caído,

entre tanta mugre de un vasto suicidio,

entre el lente de tus gafas,

entre el perfume carnívoro, del café en la mañana,

en desidia de un futuro ruin,

procesión de los cantos amargos,

aroma sediento de caricias en el manto,

la cruz, allá bien en el fondo,

sazonada de un febril aspaviento,

que no tiene conducta, ni credo,

en el alma de los relegados,

en el vetusto comienzo,

donde todo, ahora me parece correcto.

Capricho


Una tristeza desde el sur,

un andante colgando pares en toda la cara,

el soplo esquelético de estas horas,

el tranquilo descanso, el amigo perfecto de agua

agua en el cuerpo, el tiempo sedoso,

la tristeza avanza, se desliza filtrante entre esas piernas rosas

en los camerinos de una guitarra rota,

sin estrella incandescente que me alumbre,

ni boca roja que me siga;

tanto así, que el piso helado,

el rojo perdido de unas fotos sin color,

retrato del fenómeno nacido de una canción,

que esas manos sin pluma,

escribiese alguna ves, el inhóspito,

el furibundo, el indeseable acorde,

que en la sinfonía más lejana,

no cabía para reflejar esa fotografía,

esos banquitos,

alrededor de unas arrugas tiernas,

de una marca viviente, de un horror no extinto,

de esa polvareda que levantaba en la noche el sitio,

el animal caído del campo desierto,

esa mancha en los ojos de las cacerolas,

de las frutas en la canasta mojada,

los mosquitos febriles de esas semanas de otoño,

que presurosos de una sed,

de una tristeza, que cuando fue fotografiada,

venía del norte, del norte acabado del vecino,

el momento de los viejos, de ser inolvidables,

de hacer caso omiso al grito arremetido de la esposa,

de las faldas jóvenes,

manchadas vivázmente, por la sangre inmóvil,

por el susto repentino de verse, de no verlo más,

de hacer caso al corazón, de gritar,

su mal, su terror,

su desgracia,

de saber que no hay nada,

que el mundo ahora gira alrededor de otros,

que el tiempo se detuvo en la puerta chamuscada del lado,

que retrató la tristeza que venía del norte,

para seguir hacia el sur,

para seguir hacia donde no puede volver,

para que esos amantes eternos queden plasmados,

queden inolvidables,

queden resecos de culpa de nada,

con gracia, si el Diablo fuera a saber,

nunca entraron al cielo, los desgraciados,

nunca voltearon el rostro,

ni dijeron nada,

la luz de la película, se había roto,

y con ella el auxilio desesperado de un tiempo distinto,

de un lado ajeno, de otro cuento para los nietos,

de la historia del último amor caprichoso.

domingo, 27 de junio de 2010

Toda la vida es Carnaval


La alegría del los inmensos mares,

esos bastos imperios de un recuerdo

sin verde astuto de nuestras niñas,

las bebidas, ni tampoco las palabras con poemas,

las palabras con sed,

con ojos mentirosos de tardes de sol,

con el mar a la espalda de una promesa,

con la marea de toda la vida,

¡Vamos!, no te quedes dormida,

hoy somos aire,

hoy, y solo hoy, salgamos,

solo los dos, que la neblina del cielo

nos lleve, por toda la costa,

que nuestra pasión se cuele, en el alma del mar,

las ropas, y las notas, las sonrisas blancas,

tus cabellos salados, tu rostro, mujer

tus manos en la arena.


Nuestros secretos, en procesión
nuestros santos, deprimentes, sin música

sin baile, sin vida, vestidos con camisa y con vestido

sin horas, que sobre ellos se van,

sobre el ahogado, sobre toda nuestra vida,

sobre tus caderas, sobre tu boca,

quiero caer,

silencio,

más silencio,

absoluto,

nuestra alegría encuentra paz,

para quedarse así, para vivir contigo,

para besarte el cuerpo todas las noches,

para cantarte como te gusta,

para acariciarte hasta que el sol salga por el mar,

por el basto imperio oceánico,

que sin carnaval eterno, nosotros, los de ahora,

alegramos sus días y sus noches,

sus olas y sus lunas,

con el sitio de un amor que no esperé,

con tus cabellos salados,

con tus labios blancos,

con tus manos en la arena, mujer.

viernes, 25 de junio de 2010

La sombra imprevista de Ella, Sí ella


Los cabellos caídos se me van de los días supremos,

la larga lista de nuestras verdades, no dijo que hacer

no nos dijo que teníamos alma para un tiempo,

que el sol no quemaría más, del calor que hace hoy aquí

que el sudor recorrido, desnudo, se iba durmiendo en las manos

que las espaldas, perfecta lujuria sedosa,

se nos abrirían hambrientas,

se destacaría el pudor de los años,

el viento de nuevo, de nuevo, de nuevo


¡Corre, corre, corre!


Corre en jardín muerto de flores mojadas,

dejadas ideas de amargo número perdido,

abdicado secreto risueño de ella.


¡Ayayay!


Mis leídos caídos, el volátil ojo de Mónica,

el que en las tardecitas de café espumoso de la vieja,

se escapaba, cual fiera, a comerme vivo entre las sábanas

a devorar el temple astuto de un pardo sentimiento,

de un tiempo, sin lugar en el recuerdo.



Sueños Dorados


I



Sepia uniforme que me acompaña en las noches,

sueños enteros que no me dejan dormir,

¿Porqué el dolor?

¿Porqué el sudor frío de enteras madrugadas?


¿Acaso soy yo el culpable?

Soy yo el amargo bocado que a quedado,

el informe indiscreto de esos años pretéritos,


Mírame, mírame, soy el suicidio ruidoso del viento


La canción entera, llena de melancolía,

plasmada toda, esparcida en mi piel.



II



Sus labios


El muestrario oportunista de algunas cosas nuestras,

el cine acompañado de perfume sin color,

el ambiente sazonado con su andar, su temple sonrisa,


El secreto guardado en la cartera de cuero,

los novenos y las salidas,

las pinturas de las calles, y el callejón solitario

cual como si fuese él,

amigo tranquilo de una tormenta inacabable.



II y 1/2



De una inacabable decisión que no llega,

que supera el frío dulce de esta ciudad,

que supera los ojos que nos miran,

que supera el antiguo recuerdo que nos separó,


De esas cercas blancas al costado de tu casa,

sin cosas, ni manos para besar,

sin música siquiera, para que puedas bailar,

como esos sueños, como esas noches,

como ese frío que se atraganta en la puerta de mi casa,

que se persigna antes de entrar,

que me cuenta sentado, como fue la vida en estos años...


Me mira indeciso.



III



Un tiempo sin miseria,

un segundo sin futuro, escrito,

un fenómeno que no es mío,

un alma que no me corresponde,

un instante detenido, y todo lo que te conté no sirve


Tanto pediste retener ese nirvana en tu cuerpo,

que olvidaste la miseria de un futuro cercado, excluido de mí


No dudes, no preguntes nada,

Importa siempre más lo que tienes, que yo.

jueves, 24 de junio de 2010

Memorias de la Amnesia


Pasos enteros cruzan la cerca,

los maderos llorosos, antiguos recuerdos humeantes

desata la casa, el sol de día en el fogón del fondo,

las piedrecillas mal formadas de estos sueños,

las paredes redondas de un claro caminito de agua,

los niños sucios con esa desfachatez, los solitarios juegos

trepantes situaciones de mojadas,

canciones bajo las lunas enteras de las cuerdas,

mi escrito ferviente de tantas noches en vela,

regresa el mismo trepante, infame, persistente,

regresa con los ojos, la flor blanca en mano

regresa siempre,

como un flaco suspiro de hierba en el alba,

como humo celeste de la cacerola en el fogón,

la lucha perenne de las mañanas frescas,

las fresas con higo de los domingos inmortales,


Chico, eres el sol de mis días,

eres mi fe creciente de los sábados apagados,

eres el futuro de mi semilla,

chico, "Sos el mundo bajo la almohada"

el peso, que en esta vida eh de llevar.


Diseños eternos de esos sueños,

la carga pesada de los errores, la espalda torcida

la casita con el fuego adentro,

los pisos y sus piedrecillas,

mis manos, con juegos resucitados de esos ojos,

el cuento escrito, de las noches

el arrullo, que gota a gota se resbaló,

viajo por las piernas de un hombre cansado,

salio en los zapatos del viejo,

cruzó media colina, bajo la helada del alba,

y me alcanzó:


Perfecto estado de melancolía,

Perfecto recuerdo podrido,

Perfecto amante desquisiado,

Perfecta mente heredada,

Perfecto suicidio caído,

Eterno joven de sueños fríos.


Lo hago, que el amor sea el cuento perdido,

los senos eternos, las gotas en tus labios,

el sudor compartido, el mismo aliento;


Que el amor sea lo que el viejo soñó bajo su almohada.

martes, 22 de junio de 2010

Aplaste


Mis sueños fueron siempre,

un desván vacío,

un cuento tartamudo de noche,

una lágrima errante en una luna espacial;

ellos fueron mi niñez amiga,

sedientos siempre del deseo de amar,

querer el fugaz absurdo que rodeaba mi mundo,

mis sueños fueron más que las notas enteras de canciones,

son mis sueños, mis recuerdos de todo,

el tiempo detenido en ellos,

en donde la gracia fe, se funde con mi piel

el soplo bendito de un lugar infinito;


Muchacho la carga en tus espaldas es mucha, es pesada

la llevas por mucho tiempo,

y no quiero llevarla contigo un día más

en dónde el encuentro secreto de tus cosas,

me ignoraron siempre,

soy la barba en tu bozo,

tu pendiente escabrosa de pastillas malditas,

tu mano que escribes estos versos;


Tum tum tac taca tum

tar tar tum tum

tara tra tra tra tara

tum tum taca taca

tum tum tum tum

ta ta ta ta ta tam

tum tum tum

taca tra tra ta


El final del filoso sendero,

los cuentos dormidos,

nihilismo propio de tu magia,

la utopía desatada por el amor,

el amor que recibes,

el amor que no diste

el amor de ella en la cama.


Majestad mía, hágase a un lado y por favor no estorbe.

lunes, 21 de junio de 2010

Verde Perfecto de Cuento Griego


Sinfonía acuática de miradas espinosas

caídas tortuosas de ropa enajenada, perdida

amalgama vehemente los tiempos sintéticos,

ojos verdes, lejanos espacios de melancolía suicida

mi sonrisa esparcida en líquido vital,

mi furibundo refrán empañado

de cielo, de sol, de ella.


Siempre cuentista del partido retráctil,

del furriel desleal de la novela caída,

cual enamorado apasionado dejó el mentón arriba,

mi eminencia faldera de ojos verdes,

mi furcia descuartizada de esa ciudad despellejada,

siempre con noches amigas, la noche sibilantes

los terrores negros y blancos de un quieto recaudo,

la mujer blanca de enormes referencias,

su cabello libre en el alma de la vida,

esa boca presumida de intenciones cósmicas,

ese sino auténtico de su raza fantástica.


Las lunas feroces devoran el vientre vital,

el mundo arremete feroz,

la querella indebida de unas estrellas blancas,

recuerda, recuerda,

ella, parada, destinada mirar,

amada, como los pastos perdidos bajo las cascadas,

bajo los bosques que si fuimos,

sus ojos verdes, intensos, enamorado amante de invierno

cuerpo ardiente de besos profundos,

el solfeo perfecto de la nota melódica,

del compás inquieto, de su ropa fragante de pasión

de ella, doblada perfecta de la luz entre sus labios,

entre tantos aciertos de los minutos oscuros,

de las largas disputas, ojos que cada ves me persiguen más

me persiguen discretos entre las hojas de mi libros,

entre los cafés de las mañanas, me persiguen, acechantes,

esperando que caiga de nuevo en ella, de nuevo en sus ojos;

y sus palabras místicas de trajes fluorescentes,

de nuevo la noche, amiga del verde pasado, doblega mi alma,

el grito perdido de la lluvia en la cuidad,

la música abierta de estos cuentos tristes,

las piernas perfectas de tal mujer, encuentro

en ella el motivo perfecto, para perder de nuevo,

al menos por hoy, el rumbo correcto,

trazado con rímel, entre el pasado turbio y el presente exquisito,

entre la noche verde de la luna roja;

cada noche más perdido en la lujuria.

viernes, 18 de junio de 2010

En el Aire


Alumbré el río distante de esos tiempos,

Animé distante la faz herrumbrosa del cuerpo gastado

Imaginé;

Como nunca pude vestir de color el atardecer perdido,

el amargo sorbo íntimidante de supervivencia,

el amigo suicida de esos escritos tardíos,

¡No me quemen! ¡No me quemen!


Decidí por la amputación del dolor,

cojo pesado de un estado gordo y calvo,

pantalón roto, vacilante vómito del desfile rosa,

enfilado enojado de guerra perdida, te acabaste

los sueños de las mañanas alegres,

fresco aroma, itinerante vida rebosante

fue el catarsis de la crisis misma,

esos ojos tan animados en pasto húmedo,

mujer hermosa de aquellos caminitos pedregosos,

es hembra presumida de vida orgullosa,

es mujer amada de naturaleza excitante,

cantada en árbol rojo, mirada lluvia eterna,

Y pujante aroma de alborada helada,

dejaste un sabor lácteo en mis labios,

la niñez que se escurría en esa taza,


¡Deja que el mundo se funda conmigo!

¡Déjame llorar debajo de la cascada!

Déjame ser libre sin más!


Deja el vientre alquilado de fiesta predecible,

deja el tiempo detenido para mí,

que el infeliz desliz de una tarde errada, no me persiga,

que la paz que necesita mi alma,

alcance en mi mochila,

que el sonido fecundado que el viento lleva,

sea el nuevo mapa de mi vida,

Alzame como las grandes montañas que conozco,

Levántame en cuerpo,

para que los arroyos perdidos absolvan mi sangre,

para que los arbustos muertos, sacudan mis huesos,


Para encontrarte, segura noche inmaculada,

segura luna enferma,

que tan déspota de su mandato,

mando a la tierra a tragarte viva,

a morderte, si tu fueras estado, si tu fueras calvo y gordo,


Deja que encuentre el almíbar predilecto,

que tu cuerpo dejó,

que las huellas en el pasto, no borró


Que esa música antigua, que esos bailes rebeldes,

que ese aroma recuerdo, que esa vida tan bella,

te hizo hija sagrada, ¿Dónde buscarte? :


Si solo me basta cerrar los ojos para encontrarte.

jueves, 17 de junio de 2010

Relato perdido del Recuerdo


Las luces tibias de los quietos silencios,

las luces tibias que dejaron el tiempo,

anécdotas perdidas del silencio detenido,

la falda color rosa de aquellos infames sedientos,

la libertad de sentir el aire

siempre pegando el color en el viento,

luz tenue de algún lugar encontrado, mesa sonriente;

las asiduas servilletas que no dejaron espacio,

escribir, y relatar,

el lápiz perdido en Tierra Santa,

de aquellos espécimenes caídos en bolsas plásticas,

arrojados, oscuros, sobre el matorral seudo campestre,

que inventaron a lado de mi casa;

que despellejaron, ajenos claro, al ferviente devoto,

ese que con cánticos mañaneros nos sacaba calientes de nuestras camas,

y gritaba despacio : "Esas arañas del gobierno",

pantalón abajo, mostrando, cual animal enmarañado,

la comidilla espesa, de la mujeres viejas del mercado,

de los chiquillos rojos, de el espacio-tiempo, que existía con el día.


Fueron comida ajena, en bidones secretos bajo la cama,

¿Sería acaso el olor humedad?,

el que los arrebato del agua turbia, el que dijo que no al escape,

agarrados de los pelos, trepados en cualquier parque sin ciudad,

los abrigos fuertes del closet, posición de adviento precavido,

las luces, otra vez, más fuertes que nunca,

las naranjas mujeres de aquella bajada,

imperdible lujuria de las corbatas mas caras del medio,

de los abortos perfectos para el secreto familiar,

de esas rubias suicidas que cobran caro;


Perdido, sediento cada vez más en su perdición,

escueto, cada ves más de su actos; loado,

sea el hombre, que como él, vendió su libertad,

que esas bocas insignificantes de los albores revolucionarios, sellaron

que no dijeron más de lo que vieron,

la perseverancia de los tiempo afines,

los trabajos sucios debajo de la escalera,

la enferma silla inédita, que tantas canciones fue hilando,

tejió una capa, un escudo,

a las jóvenes caras de esos conciertos,

de esta ciudad enferma de perdición milagrosa,

que, cual puta desgarrada,

te brinda su último orgasmo, aun precio que puedes pagar,

aún precio manchado, claro, de un ruin secreto :

"No ves más allá de lo que quiero que veas".


"Vamos al infierno. Vamos al cielo,

odio, lujuria, tristeza y soledad hay caminando por la ciudad"

miércoles, 16 de junio de 2010

MI estigma de Gato


Llega el silencio, amigo caído

a mis manos enfermas de sed

a los ojos lejanos de colores vivos,

llega el resumen doloroso de un resumen partido;

siento pusilánime, el logro nocturno

el agua de los arroyos mentales, las corrientes valientes,

el perfume extraño de la gente,

apacible agua de estas noches heladas,

esas calles poéticas con olor a menta

esa ropa sucia embarra de pasión.


Regresé sonriente por el anexo cóncavo,

letras presumidas de una boca sin pasado,

la tinta senil en trampas pálidas

de mujeres con cabellos amarillos y ojos pardos;

aumenté los cafés de madrugada,

tus amigos insanos de los fines de semana,

y el metódico encuentro con el polvo blanco;


Desgarrado sirviente de esos tiempos flojos

de infantería desgastada en el sol caliente,

la fe intacta de los árboles más viejos

los reproches noscivos para este corazón apagado.


Como luces con sonrisas inocentes

hablando sensibles en la banca fantasma de ningún parque,

comentando en miradas las nuevas noticias de este tiempo,

las madres vestidas de niñas sin senos;


Mis calles, mi noche helada, mi beso lejano,

mi Dios en la misa, lujuria en el credo:


"Creo en Ti Padre, creador de sus besos insaciables

de su cuerpo infatigable, de sus ojos corrompidos"

lunes, 14 de junio de 2010

Tetra canción para el Alma que Regresa.


I


Asiento desierto de barrera escabrosa,

con manzanas y olas perfectas,

náufrago presumido de calor caribeño,

siéntese, mujer, mire al sol jugando con las palmeras;

las viejas odiseas de casas centenarias,

el olor marino que desde el alma les sale,

que profundamente escondido, reposa la primera brisa,

reposan esas bocas jóvenes de los años pasados,

que aquí se sentaron,

y que en las noches más calurosas,

dejaron que el mar, allá al frente,

se llevara su pasión con el viento,

con la música de la vida simple,

el trofeo sensual de un secreto travieso.


II


Afana mentiroso el presente caído,

con cuentos amargos de amarillista propaganda,

amasa el amor futuro, con el sexo a contra pared,

olas y manzanas, secreto detestable,

mar de carnaval infame, muéstrame el tiempo

enséñame a la niña morena,

con el paraíso pegado a las piernas,

con el sol en el cabello libre de pecado,

llévame entre las cuerdas del puerto,

al beso fantasma que su boca espera.



III


Mundo de arena, bailando en la calle

los pies quemados de la esperanza hermosa,

el levante sarcástico de otro mundo,

los ojos de ella en la noche estrellada,

pegada a la vida nocturna de mi vida entera,

entre luces y voces,

ah, si ella estuviera presente,

causa el dolor, que causa el mar en arrastre,

causa la pérdida como tú me la causaste,

y que con los años desciende,

para convertirse en un agrio dolor de estómago,

los besos fantasmas de puertos lejanos,

la brisa que nunca le llegó,

el canto perdido tan solo un poco al sur.


IV


Agosto, como nunca lo sentiste en la piel,

Septiembre, como siempre glamoroso,

Diciembre, infame despedida de ojos negros.


Partido encuentro fabuloso,

sin ojos a los cuales engañar,

se me vino encima,

como el mar nocturno, agresivo pero bello,

mojado, pero fresco,

me despojó riendo, de mis ropas que la estorbasen,

feliz encuentro de recuerdos, era Junio.

sábado, 12 de junio de 2010

Infant Human


Amigo silencioso de mis secretos turbios

perfecto tiempo sintónico de la luz,

ajos colgando de cuellos reales, se enfrenta

mi cara derretida, quieta de noche helénica

los cabellos rubios, con ápices de sombra

mi mujer, sorbo perfecto de orgasmo


Amigo electo de días diversos, horas caídas

de amores jóvenes en tierna ciudad luz,

paupérrimo, él....

igual centro de ombligo de vidrio,

perfume retenido de mojada salvaje.


Amigo feo.


Amigo intrigante de letras nocturnas,

los amores de viejos lúgubre,

las arrugas específicas de los ojos rotos,

la ensalada amada, cubiertos muertos de comida rápida

mis vasitos ordenados de la mesa de encuentro.


Sonríe, amigo...

los payasos parados con mini falda puesta,

la puerta roja de sombras etéreas

los pilotos borrachos de abejas silbando

las alas,

el pene muerto,

la trágica circunsición del esperma heroico,

ositos castrados bailando con putas, en cúpulas enfermas.


Mi amigo, ¿te asustaste?

¿lloras?, mi amigo, mi hermano

esto es el cielo, baila tu alma, con nadie

y libre de fe y esperanza en el resto,

deja que despacio te absorba la energía del tiempo,

que la mano, que en tu entrepierna reposa, haga lo suyo.


Que la mano, que tu garganta degolla, culpe a la risa, que de tu cara se va.


Amigo, no soy yo, no es personal, pero así somo por aquí.


Así son por allá. Tu alma bailando con el titular.

jueves, 10 de junio de 2010

Y dicen que estoy loco


Hablo así de mis ideas,

invento minutos para no querer nada,

deseo el pleno espectáculo de los hijos caídos,

y los brazos abiertos de mi sentido anatómico,

mis orejas especulan frecuentes a sonidos vacíos,

entiendo, pero no por mucho,

el camino secreto de los años pasados,

las horas fugaces de las calles pintadas, ¿las noches?.


Trepando indeciso, puedo caer,

cantando sordo, no me escucharás...


Escribo mil lineas de una emoción, y terco,

vacío la tinta cara de mi pluma obsoleta,

por nos saber nada, no quiere cambiar

invento más minutos, risas al fondo del comedor

las emociones ahora, aparecen en corcheas;

campos fértiles de peludos gigantes,

secretos eróticos de mujeres morenas ,

enfermo desquiciado con cuadro depresivo.


Con ojos grandes de pupilas rotas, quemadas

juegos interactivos de tocadas indebidas, aplausos raudos

tocando, mirando, escribiendo, inventando;


!Canta, canta, canta, canta!


Espejismo deseado de las hojas amarillas,

la nariz roja de los diez años, y el soplo en la nuca de los trece

acaramelado desierto colectivo impresionista,

leyendo y escribiendo, la bala se me fue por la sien,

cien gotas de repulso sanguíneo devastaron la pared blanca,

y la lágrima peregrina me dio primeros auxilios;


!Viste, viste, viste, viste¡


Sé que haces por él,

tocata amargada de notas a descompás,

sube el tono, sube el tono, pianissimo...


Baja el viento de las olas alegres en la playa olvidada,

sírveme carne podrida en platos de agua,

tomate conmigo el Ouzo,

que enérgico se levanta desterrado,

!Que palmas blancas!

despide el olor macerado de la carne quemada.


Y verte en mi boca el sabor infame de la derrota,

que sienta yo el tranquilo descenso de los albores fuertes

que el público, allá fuera, piense conmigo el término de mi locura,

que el viejo pino, acabado sin piedad,

me acompañe en mi sepelio, hagan de él

lo que hicieron conmigo :


Conviértanlo antes de morir,

en el remedio concebido de un viaje sin retorno.

Ruina


Busco el destierro hermoso del recuerdo viejo,

aquellos silencios mutuos de alegría,

aquel sentido bailando, cúspide enaltecida

haciendo brillo de las hojas en el invierno,

tocando labios de mujeres arenosas

amando cientos de dibujos caídos,

busco en silencio el placer guardado,

de las noches más oscuras, esas sin recuerdo.



Acontece el cuento de fogatas en el aire,

amante torpe de ideas colosales, furcia pervertida,

siniestro corte en el cuerpo desolado, abandóname,

deja a los demonios de la noche, comer su ropa,

que los bosques eternos de montañas heladas, la recuerden

que se cale el silencio entre los fantasmas del alba.



El rojo enfermo de su venus corrompida,

enferma todo mi cosmos inmortal, muéstrame el camino,

afirma, alma, si entre las rosas, tu vos existe,

dime si puedo completar mi día,

habla si quieres que te haga pedazos;

¿Compréndeme?,¿Escúchame?,

viste a la lluvia helada de esta ciudad,

sus calles, kamadeva, con pecado original.



Desciende en el agua desde las calles más altas,

los números perdidos de mi mente infame,

el muerto, el hada, el duende;

corriendo en el alba, vienen locos;

en los cuentos archivados de arrugas corporales,

de los ríos en las casa con árboles vivos,

de los ojos azules en el mundo de la puerta,

aquella que se mantuvo cerrada,

con el diablo adentro, bailando desnudo.

miércoles, 9 de junio de 2010

Atravieso Rojo Incandescente


Recuerdos dormidos en la mesa,

campos eternos de miradas efímeras,

abrazos rotos de despedidas inútiles,

amar, torcer, hablar.



Celeste minuto de los ojos negros, paredes blancas,

y la tinta cuerda de tus labios profundos,

aquellos inciertos de tardes alegres;

desnudos abrazos de amigos fervientes, derrocado,

¿desertor olvidado del polémico llanto?, a veces.



Amante tierna de maestría incipiente,

desnudo experto en la ropa caída, hablando

siento el agua que cae en tus manos, fiebre

respiro polvo de besos perfecto, respiro

el auge caído de tu escote abierto.



Arañas el pecho, desquicio torcido, ¿hablas?

miento sincero del día en el año extraviado,

azul íntimo de talla perfecta. ¿te vas?

¿Te cansaste de mirar el perdón, evocado del crepúsculo muerto?

era hora, mujer, de hablar de nosotros.



Mi lengua extraña en el páramo, sueño inacabable

ni tu cuerpo, ni tu talla, ni tus ojos dormidos;

manejabas despacio en la noche, la luna insegura te miraba

el "marie cake" se te resbala travieso,

el destino mentiroso de los días que hablamos,

las horas guardadas en el libro, ahora ya roto;

después, desnuda, desastre, galleta;

poema cubierto de sangre perfecta,

amasa el olvido de tu Venus peluda,

caricia lujuria, de una semana incompleta.

martes, 8 de junio de 2010

Revelación


Incierto es el día de los cruxificados

pecados andantes de amistad corrompida

deseos carnales del alma naciente,

aquellos sucios callejones de fiebre indolora,

bajo el sol amargo de los ojos más tristes.



Estrella lejana de música muerta,

como si fuera aquella reverencia, los pies de tu dios

los dedos benditos del soplo instantáneo,

las noches inéditas del escéptico amor.



Silenciame, enseñame del tiempo que no vuelve,

dime tú, si puedes volver a callar,

el cuerpo hirviente de recuerdos febriles,

aquellas horas explícitas de fuego en el aire.



Gritame como el loco perdido de los mares lejanos,

el poeta consumado de ceniza ramera,

el cantante sordo con sombrero de paje,

el hombre fantasma que te tiene presente,

y que tú, en horda asesina de cántico épico,

desterraste su cuerpo maltrecho,

hacías el horizonte próximo, del cuartucho recuerdo.



Lo venciste quebrado de olor a mañana,

me encontraste borracho llorando, al pie de tus sábanas

llorando dormido, las horas eternas

hablando del miedo, con tu cuerpo desnudo,

riendo de los chistes fugaces, que me contaran tus senos;

me abrazaste entre las sábanas rojas, dejaste que entrara,

mordiste el anzuelo, que el pecado nos puso.



Despertaste insegura de querer todo,

el tiempo se detuvo un segundo a mirar tus recuerdos,

deseoso de llevarse consigo el mayor de tus errores,

deseoso de volver a pecar, de volver a caer,

lujurioso incesante del eléctrico amarillo,

desterrado profundo de los pecados que hiciste.



Mírame, soy yo, el de ayer,

soy el pecado mismo, que tu religión profetizó,

soy el karma vivo de tu noche negra,

soy el diablo presente de tu historia secreta.



Soy...solo yo. El de la otra noche. ¿No me recuerdas?.

jueves, 3 de junio de 2010

Borrowed Time


Mis premios insensatos de angustia irritable,

¿soluciones exactas de cómo encontrarte?

mi mente estrecha pensando en el día de la última vez,

me gusta pensar que no es más, que no tiene sentido.


Que tomando las cosas muy aparte, me dejé de preocupar

que insistiendo en los días que no vi nada, me olvidé

que lo cierto que hay en todo, no tiene importancia

que la vida, me condujo lejos de la solución permanente,

permanentemente recordándome que fui estúpido por dejarla ir.


Ni los vidrios de las horas felices,

ni las luces mentirosas de los escaparates rosas;

silencio continúo en los pensamientos que bailan, de noche, de día

de balcones girando alrededor de la idea,

de los labios perfectos en el segundo eterno,

¿Tuvo idea alguna?, no lo sé.


Van a dar las diez, me dijeron

y el reloj que circulaba tierno en la pared, se me vino encima

como el cuento infantil de algunos años,

los poemas rotos de los libros perdidos, sin poetas que existiesen

sin escritores con dinero, que los derrochadores bohemios quitasen.


Sin todo eso, se me olvidó la solución,

no me digas nada, no me digas nada.


La recuerdo aún cuando te recuerdo, para ser más sincero,

cuando la carne de mi alma se funde hirviente, sincera, en los ojos de cualquiera.


Y si de sincero no me muero, pues te digo que si,

que aún te recuerdo, la recuerdo y me carcome por dentro.