miércoles, 9 de junio de 2010

Atravieso Rojo Incandescente


Recuerdos dormidos en la mesa,

campos eternos de miradas efímeras,

abrazos rotos de despedidas inútiles,

amar, torcer, hablar.



Celeste minuto de los ojos negros, paredes blancas,

y la tinta cuerda de tus labios profundos,

aquellos inciertos de tardes alegres;

desnudos abrazos de amigos fervientes, derrocado,

¿desertor olvidado del polémico llanto?, a veces.



Amante tierna de maestría incipiente,

desnudo experto en la ropa caída, hablando

siento el agua que cae en tus manos, fiebre

respiro polvo de besos perfecto, respiro

el auge caído de tu escote abierto.



Arañas el pecho, desquicio torcido, ¿hablas?

miento sincero del día en el año extraviado,

azul íntimo de talla perfecta. ¿te vas?

¿Te cansaste de mirar el perdón, evocado del crepúsculo muerto?

era hora, mujer, de hablar de nosotros.



Mi lengua extraña en el páramo, sueño inacabable

ni tu cuerpo, ni tu talla, ni tus ojos dormidos;

manejabas despacio en la noche, la luna insegura te miraba

el "marie cake" se te resbala travieso,

el destino mentiroso de los días que hablamos,

las horas guardadas en el libro, ahora ya roto;

después, desnuda, desastre, galleta;

poema cubierto de sangre perfecta,

amasa el olvido de tu Venus peluda,

caricia lujuria, de una semana incompleta.