lunes, 28 de junio de 2010

Flan


El sol amigo,

el sol distante de unas lágrimas no dadas,

de una invierno que se me pasa caído,

entre tanta mugre de un vasto suicidio,

entre el lente de tus gafas,

entre el perfume carnívoro, del café en la mañana,

en desidia de un futuro ruin,

procesión de los cantos amargos,

aroma sediento de caricias en el manto,

la cruz, allá bien en el fondo,

sazonada de un febril aspaviento,

que no tiene conducta, ni credo,

en el alma de los relegados,

en el vetusto comienzo,

donde todo, ahora me parece correcto.