miércoles, 3 de febrero de 2010

Las entradas del recuerdo


Escalas de mayor a menor


las notas del silencio, invadían el callejón


las luces de los huecos fosforecentes, destellaban


los animales, con los ojos rojos en el fondo de la guerra.




Mi amiga, la hepatitis, los síntomas de dos meses


y los besos solemnes de la abuela


los pollos degollados, los caldos resucitadores


los caramelos y los días sin horas que lentos pasaban.




La agria sensaciòn de ser comido, por otra


la imagen de los discos flotantes entre los días felices


los dibujos de senos y penes, en los cuadernos de mi compañero


las bromas pesadas, en el mismo sitio de las miradas




Las lindas opciones, las inmaduras niñas de las faldas cortas


las fiestas, el humo, y sus labios, el billar


los felices y tristes augurios de la sensaciòn tremprana de estar muerto


de una sensaciòn que no duraría, hasta mañana




Los brasieres rosas, mis entradas y salidas


y el preciosos aire, que aunque no conocía todo


todo, era lo que limpiaba, y secaba, y volvía encima de tanto tiempo


solo, para enseñarme como se le hace el amor a una mujer.




Mis años, y los que quedaron, son pocos, no son nada


sonrisas, y más risas, para ella


la mujer parada en donde, nadie, puede decirme que hacer


el trono sensacional, al que me acostumbré, y del cual me hice dueño.




En prados, en ríos, en lluvia, ¿En dónde?


se quedaron todos pensando, y conversando en vos baja,


ella acostada era la única que dormía, entre tanto estúpido barrullo


y lo estúpido, se hizo amargo...




Para que con el ultimo esfuerzo, se hiciera epitafio...triste y solo...sin sus labios.