miércoles, 24 de febrero de 2010

La màgia de la mujer morena


Como si el son de sus manos en el aire, no fuera suficiente

las almas desnudas, loaban tal monumento, tal mujer

tal espectáculo, verla en sus dioses negros, danzar como siempre quizo

como ella misma era.


Los movimientos en el tiempo, nos sobraban, ella sabía lo que hacía

dejàndome llevar a lo íntimo de su raza, enseñándome el poder del cuerpo,

como nuca lo vi, la alevosía de su rostro retrataba, el aumento del placer

la mágica mujer, bailando sus manos en el aire, bailando sus caderas con los dioses.


En segundos infinitos se deshizo el tiempo, mujer llèvame a donde has ido

llèvame a donde podamos creer, que ningún otro momento vale más

que estar con vos, en donde los dioses negros, bailan alrededor de tus caderas

las manos en el cielo, dejàndose llevar por la música.


Los sonidos sicodèlicos en las alfombras, tú orando, las almohadas llenas de todo

yo como soy, mujer, mágica mujer, de los momentos que nunca deben acabar

creía que mi error fue dejarte ir, pero mi mayor error fue amarte,

así creo que nunca más podré encontrar, alguien con la màgia que tu despertaste en mí.