viernes, 5 de febrero de 2010

Desterrado


Preciado, presumido, y, arruinado

inquieto en la tumba , sepultado en horas

los minutos y segundos no bastan para mandar su cuerpo,

hacia lo infinito, de los incesantes años


Lo alto y lo bajo, te hace sentir bien, y eso es bueno

los precios, desbaratados en almas penantes

las almas quietas, en los campos de piernas

las perras dulces, aquellas de las calles perdidas


Mis balcones desterrados de miseria, lo sucio de la ropa íntima

y Ud, abierta de piernas; los amigos invisibles del bar inexistente

el café de las dos de la mañana, y si tienes algo que pedir,

sólo buscame, en los abrazos fantasmas, de las antros de Lima.


Y si quiero dejarla satisfecha, solo tienes que llamarme,

que con gusto iré, a amarla de noche, de día, y de tarde,

no tan tarde como quiero, pero si tanto como gustas.


Y de no creer Ud en lo que digo, deja sentado por escrito

que el hombre que aquí le escribe, el que está allá, al otro lado de su rostro

al que beso, al que abrazo, no pide más, que Ud lo mire

aunque ni para eso, él, ya sirva.