viernes, 3 de septiembre de 2010

Lo descubrí


Aprendo de los días que en otoño se asoman

reflejados en los escaparates del centro,

enseño, y hablo,

soy suave y triste,

miro el viento deslizándose bajo las gotas,

la lluvia infame que las tiendecitas cierra,

las calles predecibles de tierra,

y el murmullo magistral de las casas perennes,

me encierro en el féretro,

me descuido y me da un resfriado,

es la asíncope de mis palabras,

el catarro del alma desheredada,

las ideas presurosas de los efímeros tiempos,

la bègues serviette,

la rosa amiga de mis infelices aplausos raudos,

el pétreo amén de nuestras misas;

quedaba todo,

en mis días de aprender,

y cerrado acá y cerrado allá.

y los escaparates desteñidos,

las piernas congeladas de las nubes abismales,

los trofeos,

¡Corre, eh muchacho, cerrá!

Y el ambiguo desliz de los ruidos,

(risas)

me hago el desnutrido infeliz,

y mis panecillos de naranja, el de las tiendas cerradas,

los manjares enseñados,

mi atributo perfecto del glorioso abismo,

mi monstruo artificial de la virgen en la esquina.


Aquello que dijeron,

las empresas de los niños ricos,

y los fellatios de la vecina asesina,

los bordes y descuidos,

el patrón de los juegos enfermos,

Aprendo de los días que en otoño se asoman.


Aplus, suivie éventuellement par une découverte douce.


Aprendo de los días que se asoman en otoño,

por que esos días me dijeron,

que el recuerdo era tramposo,

porque esas horas me enseñaron que los hombres,

no se mueren,

aprendí que su alma se cala en la nuestra,

y que los que siguen,

son solo sombra del sueño de su pasado.


Des cris, des hurlements, des cris, plus j'apprends d'eux.