martes, 26 de enero de 2010

Kamadeva



La sangre que brotó en el vientre

las uñas clavadas en los ojos de él

los ojos de ellas que doblaban la sinfónica

el rock ardiente que en la cama chillaba


Los mundo pegados en las sábanas

el color, el amor, el dolor

los gritos aaaahhhhhhhhhhhhhhhh

los gritos aaaahhhhhhhhhhhhhhhh


ahhhhhh ahhhhhhhhhh ahhhhhhhhh ahhhhhhhh

el sonido de la vida
ahhhhhh ahhhhhhhhhh ahhhhhhhhh ahhhhhhhh

el mundo que se despegaba de su matriz hirviente


La mujer que destrozaba, el momento en el tiempo

las lunas que caían en el piso

el sudor, que todo mojaba

las manos agarradas al fin de la historia


ellaaaaaaa ellaaaaaaa...miraba y miraba

la música que en los oídos sonaba

los ángeles desnudos que le cantaban desde el techo

y él, apoyado, sobre el mundo que existe en la matriz hirviente


Las de ella, las de él, la magia que inundaba el sentido

los minutos que corrían en la gloria

los olores desprendidos de la memoria

las luces rojas, en la habitación cerrada


El momento venia en el cielo

los dioses que bajaban danzando sobre el aire
sobre el mundo, de ellos

los dioses que bailaban al ritmo de sus gritos

al ritmo de sus noches.


Las de ella, y las de él, se quedaron para siempre

allá bien alto con los dioses, en donde ni toda la gloria

sirvió para regresar,

para regresar a aquella noche, en el infinito universo.