viernes, 18 de diciembre de 2009

Años


Preciosos aros que caín en el pasado

los años, rendidos bajo su mirada

los labios de ella en los prados descansaban

mis manos oscilantes entre la música vivían.


Algunos de aquellos, que en la mente saltaban

los años y más años pasaban, el ruido incesante

las calles llenas de poesía libre, de mujeres desnudas

de bohemia perdida, mis cosas no tenían nada.


Mis gritos tirábamos, mis piernas corrían

las veredas detrás parecían, el infierno vagabundo que nos miraba

los palos que caían en nuestras caras, la ropa rara y los collares negros

las prostitutas bailando en la almeda, las prostitutas bailando en el agua.


Los afiches encarcelados en las paredes, las pinturas de vaginas comprimidas

la música que desde el fondo, con maquiavélica intención, nos miraba

el piso y las drogas, las que a aquellos años, los volvían bicolor, bisemanal, bisexual

el agua refrenada en las garganta con sangre, la que el cerebro destruía


¿Y a donde se fueron los años?


¿Y que fue de la música que nos miraba?


¿Y las mujeres desnudas de las calles?


Aquellas que amaban las corridas, las saltadas, los mundos paralelos, la noche

los exquisitos sentidos de razón ilimitada, en donde una ves más, solo vivíamos.


Vivíamos como era nuestra mundo, y como siempre quisimos. Amén.