lunes, 7 de diciembre de 2009

La puta de los niños, de los libros, de las calles.


Esencia de lágrimas vagas


cayendo desechas en el alma


las tristes y más tristes lágrimas perdidas,


aquellas que en todo lugar pecaban




En las tormentas del aforme sonido


roncando despierto el auge apretado de caderas


los caídos vestidos de la escuela


sobre sus tobillos gritaban




Las dulces muecas que ella leía,


a sus quince años amaba, cual puta desquisiada


en las fauces de las camas, de sus padres, de sus libros


entre las caricias trepantes y mutantes, ella me sorteaba




Ella, la niña de los ojos verdes, la que me enseñó tanto y nada


la que siempre me tenía una sonrisa,


los brazos bajos, y su casa deseheredada


la niña que me enseñó de que todas la canciones cantaban para ella.




Quien me hizo poeta, escribiendo y escribiendo,


dedicándome a mirarla entre el sol que entraba en su piel


las odas y los versos no me alcanzaban para decirle que la deseaba


a mis quince años y a sus quince años, fuimos poetas y putas.




Fuimos, porque el tiempo no a de volver, ella ya no existe


y quizás...este "miito" tampoco.