Esencia de lágrimas vagas
cayendo desechas en el alma
las tristes y más tristes lágrimas perdidas,
aquellas que en todo lugar pecaban
En las tormentas del aforme sonido
roncando despierto el auge apretado de caderas
los caídos vestidos de la escuela
sobre sus tobillos gritaban
Las dulces muecas que ella leía,
a sus quince años amaba, cual puta desquisiada
en las fauces de las camas, de sus padres, de sus libros
entre las caricias trepantes y mutantes, ella me sorteaba
Ella, la niña de los ojos verdes, la que me enseñó tanto y nada
la que siempre me tenía una sonrisa,
los brazos bajos, y su casa deseheredada
la niña que me enseñó de que todas la canciones cantaban para ella.
Quien me hizo poeta, escribiendo y escribiendo,
dedicándome a mirarla entre el sol que entraba en su piel
las odas y los versos no me alcanzaban para decirle que la deseaba
a mis quince años y a sus quince años, fuimos poetas y putas.
Fuimos, porque el tiempo no a de volver, ella ya no existe
y quizás...este "miito" tampoco.