miércoles, 14 de octubre de 2009

Tu nombre, solo a mi me importa.


Empiezo siendo el aún del momento

tentando al anonimato entero, extraño

tus cabellos y tu reflejo muriendo sobre el agua

con la sangre inacabable que dormida piensa


Se desprende de sus ropas y me a mirado

me gusta entre lo verde de su alma

me come con la mirada penetrante que entre la ventana nace

que entre sus piernas me observa


Como el bien que derrama con el cuerpo

increpa el sentido de la inocencia

me arma de miedos inquietos que rebozan

sobre ella, que ya ni siquiera me a importado


Busco entre la tristes mañanas el sol

busco en las etiquetas de nuestras bebidas

amables derrames desquisiados de locura

con el humo que nace entre la cama


Con la tranquila alma que en la cama se esfuma

con el lujurioso deseo que me invade al mirarla

y con el humo que palpita vivo sobre sus cabellos

que me a despertado sonriente,

como si ella realmente existiera


Entre los tenebrosos momentos del sentido

abre paso el tiempo de la muerte

el paso entre nuestras ropas y la puerta

entre un café y un beso inconsciente


En creer que me amas, y alterar todo

desde la mañana no entiendo lo que sigue

no entiendo porque no hablas

no veo el momento en el que soy parte de ti

en donde me hago poeta casi como se hace la noche

en donde ya no veo la hora de volver a donde estabas

y dormirme quieto entre tu brazos

de sentir que aún somos algo, aunque ya ni me acuerde porque te buscaba.