jueves, 1 de octubre de 2009

Octubre, del amor divino.


Aprendiste a ser el dulce sangriento

que en noches distantes cantaba sereno sobre mi cama

aprendiste a ser la luz fría que en días desiertos

amaba el sentido de la razón


Inolvidable eres el amor, entre las cortinas cortantes

que hieren el deseo amargo, del amante perdido

de los años pasados, en nubes, del humo

que hería nuestra alma


Sonríes tranquila al entender la tristeza que el mundo existe

que esta despierta, sobre tu piel, andante,

entre música, despierta el tintineo del día siguiente

en donde tus ojos recrean la cruz que en la espalda llevo


En donde el amor carece de forma definida

en donde las manos sangrando acarician el sol

el tiempo que queda entre nosotros

es más del que hubiéramos querido


Tristeza cae sobre el cielo nublado de octubre

en donde sus gruesas gotas rompen el piso templado

en donde sus gruesas gotas rompen el corazón desnudo

que en la calle mojada yace dormido.