domingo, 4 de octubre de 2009

Escrito en pedazos


El descanso eterno florece en las tardes rojas del encuentro

las flores tartamudas caen alegres entre el pasto tierno

se pierden dormidas entre los sueños del cielo

y simples aman el sol rojo, en el fondo de la vida


En sus cabellos se encuentra el mundo

en su espalda los momentos

deslizan sus manos el tranquilo pesar que sus ojos ven

entre el viento y una sonrisa que no existe más que en su mente


Desequilibrio, alcanza el inmenso cantar

perpetua el terror en la sangre,

la que pinta nuestros soles

la que abunda en nuestras camas


En las que las más tiernas flores deploran

su motín perdido entre la tarde y la noche

entre los recuerdos que abundan en su mente

del mar, ella ya no sabe nada


Perdidos encuentros trepan las ventanas rosadas

entre mis manos y tu cuerpo

entre el tiempo y la incertidumbre

de no saber si existes mañana

de no saber quien eres, ni siquiera creer que me amas


De no pensar en los azules festines que en febrero adornaban

el candor de tus labios mojados

entre las luces, que tu mirada odiaba

que me perdía siguiendo, más y más entre las tardes rojas del encuentro