viernes, 18 de septiembre de 2009

SOL-EDAD


Aprendo de lo que me hace constante

aprendo a ser el mismo todos los días

busco en tu mirada el sol que de la luna se esconde

y aprendí también a querer verte


Sé el momento en que la luz

cae distante entre tus ojos

divagantes títulos profundos,

llenos de sangre y amargura


Aprendo de el sol, y él me enseña

entre los verdes prados de misericordia

entre su calor penetrante

en el que hasta los más fríos días no olvidan


De que él se buscaba entre la luna

de que él amaba al mar amante

caía sobre él en cada tarde

cuando tu cuerpo sobre mis manos ardía


Y quemaba la culpa ardiente

tanto era el tormento aislante

como un bar de jazz sin piano

o yo sin tu cuerpo matando a mi mente


En el llanto que en la tarde se oía

sobre la música palpitante que mis manos tocaban

yacía inconsciente una triste esperanza

que se abría paso entre las penas

que tu cuerpo celaba


Que veía morir a tantos momentos de los cuales

ahora ya no existe nada, de los cuales

solo a quedado el mustio ocaso

en la misma pradera, en la misma calle

que tu cuerpo ardiente olvidaba