domingo, 10 de octubre de 2010

Vuelvo


Abundan los deseos en tu boca,

en tus labios encerrados de nostalgia mía,

abundan los que no existen en otra parte,

los ojos, los tuyos,

los de ayer, y siempre dormitando,

se llenan los vacíos,

los estantes, escaparates,

¿Cuál es nuestra culpa?

nuestro tiempo ensimismado en recuerdos

tu expresión y los deseos,

deseoso de saber que eres mía,
abstracto, revoltoso y vago,

las calles se me alargan, los techos se me suben

las camas, los intranquilos suicidas que de mi cuerpo salen,

murmullan,
parlan opciones,

dejan ver el segundo enfermo que nos sigue,

que desde la estepa lejana nos viene mirando,

con noche entera de nuestros labios,

siguen, y nos avisan que el querer nos invade,

tus manos, sus manos, tus ojos, sus ojos,

tu misma,

debería pensar que te necesito,

que entre las olas distantes de la soledad, me has alcanzado

que soy de ti, que soy mundo bajo las pistas

bajo los vestidos, bajo la camiseta que llevas,

bajo los escritorios,

bajo tus ojos, tu boca, tus labios, tus cabellos,

¿Qué soy?

sino más que el corrupto agónico de la desgracia,

sino más que el ferviente embarazo crepuscular de los años,

sino más que la expresión absurda del mundo que se me va,

sofocado,

encerrado,

agónico,

amante, amado,

ojos que no veo, manos, fluidos, cabellos,

besos,

más silencio, más espesura de la noche,

de la distancia

de la extorsión sinfónica de lo irreal,

de la extorsión aguda, que de tus labios abundan,

que de tus ojos yo veo, que del amado,

amante,

loco perseguido,

que allana el tranquilo descenso de los indeseado.

Amante, si

buscame, perdido,

amame, sin perdirlo.