
Siento el mundo en los pies, cual si fuera el infinito placer
de creer que la nubes se comen, de hacer del tiempo un lugar
y de ver los finales incógnitos, en las manos brillantes
en tus ojos, ver lo que otros no.
De morir, por besarte, por tocarte, y censurar el deseo
de volar lejos, para no querer saciar el mundo bajo mis pies
y andar, bailar, en los últimos sitios de la necesidad
de querer salvar la raza humana, de lo innecesario.
Caer en los páramos de los días quemados
desgarrar el sentido de volar, sobre ti
y, anìmate, que el tiempo es demasiado grande
y que si necesitas volar, solo anda, anda más allá
de lo que nosotros no podemos llegar
¿Cómo?, pues es simple mujer...volando.