sábado, 13 de marzo de 2010

Dime, tù


¿Qué haces si se te caen las manos?, ¿qué haces si nos quedamos sin nombres?

si en las mañanas eternas, de los días pecaminosos,

los ojos no se te volvieran a abrir

¿Qué se hace, mujer?

que nos queda, si no hacer de nosotros la fanfarria irónica de los cuentos

de los perdidos instantes divagantes de nuestra memoria,

¿Qué se hace, mujer?, si al volver nos queda el terror sinuoso

de las noches que se fueron yendo,

de los momentos atroces de la desgracia compartida

del si no de nuestros intimos secretos, cual abraxas despiadado

nos mostrase el camino hacia lo eterno,

¿Que haremos cuando tengas más edad?

cuando al despertar te des cuenta de que no eres bella, una ves más

y que las cosas que recité en miles de hojas y lapices

no solo fueron, la sinfonía de tocarte y besarte, en las preguntas que no me respondiste

si no más bien, experimentar junto a ti, la ironía de ser hombre

te burlaste, ¿Qué hago yo, mujer?

cuando me dé cuenta de que no exististe nunca, y que sólo fuiste

al parecer, una mujer más

¿Qué se hace, mujer?

cuando lo intento, y por más que quiero

me reconozco a mi mismo, y me digo que las tardes quizás

no fueron tan culposas, que los rojos vacíos, se sintieron luego, después

y que poco a poco, mujer, fui yo el que cayó, ante ti

me rendí, enamorado, me volví loco

ensayando el que decir, y por la culpa irresponsable

de creer que eres tú, la que yo necesitaba

quiero adorarte, por el tiempo que yo quiera

y amarte, así, sin que nadie sepa,

sin que nadie me diga que tengo que hacerte, en secreto

quizás así lentamente, me fuera olvidando

o si no es así, solo queda algo por decir...

¿Qué se hace, mujer...para no volverse loco?