
Egoístas fueron los tranquilos segundos que se fueron
con las manos abiertas despertamos en ellos, un infeliz silencio
siendo, entonces nosotros, aquellos que ellos siempre han querido
las luces de las cortinas irritantes, que con los ojos cerrados
recibíamos, y el sonido de la melancolía invadía
hasta la faceta más estoica, recaía entonces
las mañanas sin dolor fortuito
sin creer que nuestra locura, que nuestro sitio
seria alguna ves invadido
te fuiste yendo, ¿A dónde?...la verdad no importa
solo importa que me mentiste, que con los lapices escribiste
la ignorancia de no saber que fue de ti
te fuiste, si; pero siempre te quedaste
fuiste casquivana en desatar este desastre
y no mediste las consecuencias de los juegos
las manos sin dedos, no faltarían para no tocarte
sin estar en lo lógico, en los estúpido de las tardes
de los días sin nubes, sin día
de los aeroplanos sin cuerpo
de los niños sin risa,
de los logros de convencer a la noche de quedarse dos minutos más
tu dices así, yo no digo nada, y las mariposas, nena
que se encarguen de degollar los sueños que por el camino tiraste
de mi, no te preocupes, yo mismo, me degollaré incesante,
para no tener que recordar mañana, a los días sin día
y que las tardes son sin sol, pero sobre todo para no tener que recordar
que dos minutos no le bastaron a la noche.