
Escalas de mayor a menor
las notas del silencio, invadían el callejón
las luces de los huecos fosforecentes, destellaban
los animales, con los ojos rojos en el fondo de la guerra.
Mi amiga, la hepatitis, los síntomas de dos meses
y los besos solemnes de la abuela
los pollos degollados, los caldos resucitadores
los caramelos y los días sin horas que lentos pasaban.
La agria sensaciòn de ser comido, por otra
la imagen de los discos flotantes entre los días felices
los dibujos de senos y penes, en los cuadernos de mi compañero
las bromas pesadas, en el mismo sitio de las miradas
Las lindas opciones, las inmaduras niñas de las faldas cortas
las fiestas, el humo, y sus labios, el billar
los felices y tristes augurios de la sensaciòn tremprana de estar muerto
de una sensaciòn que no duraría, hasta mañana
Los brasieres rosas, mis entradas y salidas
y el preciosos aire, que aunque no conocía todo
todo, era lo que limpiaba, y secaba, y volvía encima de tanto tiempo
solo, para enseñarme como se le hace el amor a una mujer.
Mis años, y los que quedaron, son pocos, no son nada
sonrisas, y más risas, para ella
la mujer parada en donde, nadie, puede decirme que hacer
el trono sensacional, al que me acostumbré, y del cual me hice dueño.
En prados, en ríos, en lluvia, ¿En dónde?
se quedaron todos pensando, y conversando en vos baja,
ella acostada era la única que dormía, entre tanto estúpido barrullo
y lo estúpido, se hizo amargo...
Para que con el ultimo esfuerzo, se hiciera epitafio...triste y solo...sin sus labios.