
Es cierto lo del sentido de la inexactitud
sentirse libre, y sin fronteras
acerca de abrir alas en los lados ocultos de lo imprescindible
creer que se está siendo uno mismo por vez primera.
Hablar de las sitios esperados y perdidos
los "tenemos que", ahora se han vuelto viento
entre los cabellos de alguna dama,
de los miles de poemas antiguos, rotos.
Los aciertos de la virtud, el orgullo que te dejaba hablar
las miradas, en los viejos salones, las luces cegadores de noche
los circos de de los millones de niños, los payasos miedosos
y los leones furiosos, hambrientos, de ver tanta carne blanca.
Los platillos, y el grito de los anunciantes, la carpa de cientos de sueños
las tristes bailarinas, en donde los vestidos largos, blancos
excitaban a los señores de sombrero ala ancha
tirando cual dinero regalado, por furcias descaradas.
La banda que anunciaba asombro en la ciudad, las trompetas
en el tremolín, la muerte saltando ante los niños incrédulos
los gritos y aplausos, más gritos, más gritos
¡A beneficio del Sr. Cometa!
Los cabellos rotos, y alborotados de la contorsionista
el muchacho apuesto de tez pálida que danzaba sobre el hielo
dando miles de vueltas, hasta hacer vomitar a los más críos
las madres repudiando el acto, tan apacible, tan asqueroso, tan perfecto.
Miles de almas, en el momento de la sinuosa participación del domador
las fieras y los adornos que parecían acompañarlo hasta la muerte
la boca de estos tragaban más y más polvo, ante lo maravilloso de un grito infeliz
los raudos aplausos, llovían a su celda de fieras.
Y los aros de fuego cruzados, las temibles almas que murieran
la carpa de los muertos, sosteniendola en el mundo de los sueños
en los que se convirtió mi poema.¡PUM!