
Accedo mis deseos a la hoguera desangrada de esos ojos,
si, soy lo que soy por el mixto tierno de esos sabores,
y no pretendo arremeter a contra golpe tus errores,
estos, ya no quedan chicos, ya no quedan limpios,
y si esos par de nostálgicos se casarán algún mal día,
disculpame, pero no invites por desagraviado,
al hombre que tiraste desnutrido y mal herido,
al fondo de una barrica apestosa, ¡Que pobre desgraciado!