
Lo eventual de mis deseos,
la acumulación de la carne perdida,
de los sueños más estoicos de mi mente,
de mi subconsciente,
de los temas de los besos rojos,
de las olas nocturnas, que heladas nos arrastran
de una fe que no muere con el paso de los años,
de mis ojos y tus ojos al cruzarse,
de los bailes en el aire, levitando mis pecados,
entre tus piernas se han escondido,
todo aquellos que sin lugar a donde ir mueren felices,
y sin pensar en el líquido blanco que recorres,
que se escabulle entre miles de nociones desconocidas,
los cabellos de fuego que levantas,
y las manos malditas que su marido arriesgaba,
los desperados tirándose en la cama,
entre las sábanas blancas de un recuerdo de cien años,
en el punto céntrico de cualquier desesperado barato,
de las catedrales y los padres,
de las cruces entre los brazos,
de los hombre y las mujeres, de las mezclas,
de las anti mezclas, de mi deseo
de mi deseo cada día más célebre
Desiderio carnale di una donna appassionata.