
Alguien en el pasado, se asomaba a mi memoria
las cosas tan llenas de sombras
el mismo turbio desesperante de las calles
las mismas noches asesinas.
Todo en la fábula del deseo, se hace aún más inherente
las caricias que en el recuerdo colectivo quedaron
los besos propicios que mi boca amaba
esta boca que moría de deseo.
El sol que pintaba la piel en las palabras
las palabras que cantaron los años
las ilusiones que se fueron quedando en el mundo
los cambios de nuestro amor, los cambios de nuestro cuerpo
Lo que iba yendo hacia el cielo, el corazón hecho de promesas
las trepantes y cautivadoras horas desnudas
en donde los gritos desmenbraba la cortina, que rayaba las horas,
los minutos azules que pasaban sobre nuestro basto misterio
Los lugares que nunca se exploró, los tiempos a los que nunca se habían llegado
los intensos perfectos estados de nuestra razón
la que en las tardes más negras nos premiaban con soledad mutua
con el amor que en el alma vibraba.
Ese amor que solo se queda en el misterio
ese amor al que tu nunca entendiste
al que tu nunca sentiste,
al que siempre imploraste, arrodillada en las turbias calles
las horas, los minutos, los segundos...
no fue tiempo suficiente, para que yo amándote tanto como lo hice
pudiera volver a tocarte
pudiera siquiera poder acariciarte.