
En la triste hilera de año nuevo,
arropa una esperanza el sol que en la cuna cae
sobre la vieja golondrina de ojos pardos
que en su triste mirada, al príncipe han matado
Entre todos los veranos deformes en su mente
la golondrina a personificado su alma
a caído en cuenta de que ya no es necesario ser amado
si no más amar al que no ama
Al que solo en su corazón de plomo
con pepitas de oro adornaba
los pobres mirándose entre ellos:
¡Tanto oro, en el príncipe que no vale nada!
Tanto sufrimiento dejaba la golondrina
en la sonrisa que la pobre le faltaba
entre los llantos de la gente,
este aun su corazón de plomo destrozaba.
Y caía en la cuenta de que no existe
caía en su memoria el día que lo lucieron gallardo
en donde todos, admiraban su belleza
en donde todos admiraban el oro.
El oro, el oro, que tanto le pesaba,
pensaba él en ser mejor de plomo y no valer nada
que estar en la envidia de los que más lo necesitaban
La noche le servía como amiga
su golondrina amada sobre cada casa volaba
en el hielo de la fría ciudad
en cada pobre una pepita de oro dejaba
Entonces el regocijo ceñía al abatido vagabundo
que en su gloria admiraba:
¡Tal belleza puede ser solo del cielo!
La golondrina dolorida marchaba...
El Príncipe la convencía de volar sobre la cuidad helada
la pobre con desgano reclamaba:
¡Oh, príncipe si supieras que nadie valora tu sacrificio!
¡Si supieras, que nadie te ama!
El príncipe como monarca terco reclamaba:
¡No me importa el amor, solo alegría!
¡No quiero que me amen, solo quiero paz para esta cuidad helada!
y volvía el príncipe sobre él, arrancándose cada pepita que faltaba
Un día la golondrina, exhausta cayó a los pies del príncipe
muriendo le decía que ella lo quería,
y el príncipe con lágrimas en los ojos respondía:
¡Oh mi golondrina, tanto me amabas!
Los años pasaron sobre el frío de la ciudad
los años sobre el príncipe cayeron como olvido de la gloria
en un santo día el príncipe a las llamas del fuego fue arrojado
a las llamas que lo devoraron
Murió el príncipe como monarca
en el fuego derretido plomo amoroso
en su corazón estallaba, la vos de aquella golondrina
que alguna ves el amaba:
!Oh mi golondrina tanto me amabas!