
Yo tenia un amigo demente, y un juguete robado
un abrigo roto, usado y las llaves de un auto prestado
tenia la billetera llena de sueños, y las manos marcadas
en la derecha un par de cigarros,
y en la izquierda una virgen violada
Yo pensaba que el mundo acababa en la esquina de casa
que las novias eran reinas que vivía en disneylandia
a mis cuatro años quise ser corredor del Empire Street
y jugaba al torero.
Las noches, crecían entre el cuento contado
y los luces dormían, en fábulas que ninguno había soñado
mis opciones eran pocas, teniendo seis años
pensaba en escaparme en mi auto prestado
La década me llegó, como llega el correo
sin apuros, tranquilo, pero muy animado
el juego rondaba ya en mi memoria
la escuela era entonces mi campo de historia
Los doce fueron, un año incierto
las mujeres, no eran tan lindas como había pensado
los besos, y los roces, se reían del resto
los muchachos inquietos, hablaban sin miedo
del sexo y del mundo, como grandes expertos
Los trece me llegaron entre el descubrimiento
la mirada, de seis esperanzas que mis manos tocaron
los dedos torcidos que aprendí a dominarlos
me volví un eterno cantante, sin haber ensayado
El mundo se me hizo más grande y viajé, sin notarlo
los paisajes del sol infinito, se volvieron en grandes subidas
las mujeres distintas, me enamoraron
conocí a las más grande niña y me hice escritor
sin que ella notase, que esta cosa que no entendía
me llevaba sedoso, a las más grande experiencia,
que jamás yo contase.
Los días se volvieron, preciosos, en la mata contigua
las raíces del depredador, me hicieron sinuoso
los ojos verdes, que tanto quería, se fueron con otro
me golpearon, tanto esa ves, como nunca eh sentido
me volví un chiquillo, rabioso, que tenía el odio
en la música que el cantaba, a la vida de mierda
despertaba, borracho, en la esquina, del cuarto de alguien
y los besos, que tanto quería, fueron tan fáciles.
Mis amigos, me dijeron "Huevon, ya olvidala"
los miraba, riendo mientras corría
hacia el mundo que tanto quise hacer con mis manos
se me hacía más distante estar a su lado
Me olvidé, de aquella chiquilla, como olvidé los pañales
viajé, por algunos lugares sin encontrar, más a nadie
me asenté en una ciudad que hasta ahora no existe
y es ahí cuando me hice, un putòn desganado.
Conocí a muchas mujeres, como conoces los peces
me revoque, con algunas y con otras no me acuerdo que hice
trabaje, en obras de miedo, que algunos no entienden
superé las barreras oriundas, de unas gatas sin dientes
Abracé, el olvido, de manera como ya no recuerdo
y mojé, tantas cosas, como un regadero
me oriné, en las calles del centro, sin derecho de hacerlo
y vomité tantas veces, como un niño fiestero
Me creció algunas cosas, aparte del cuerpo
el orgullo que me hizo sentir, ahora ya estaba muerto
mi madre orando por mí, desde las ventanas de un sitio
aquel sitio que recuerdo, como si estuviera ahí adentro
Conocí el dolor de pagar mi errores, en las horas no me alcanzaban tener los cojones
las historias, que un día un viejo ignorante, me contó sin apuros
él me dijo : "Muchacho, sé fuerte, no seas inmaduro"
"Mira, que esta leyenda, ya no existe, la del hombre sentado en la vida de un día tan triste"
Levanté la mirada, dudoso, de quemarme los ojos
el cielo, me pareció, ahora, tan indiscreto
la lluvia, limpiaba mis manos, hechas desastre
la sangre corría distante por el escaparate.
Quise ser un bufón adornado, de perlas y oro
el traje convenido, no era un tesoro
las bullas, en las paredes de tantos lugares
los lugares colmados de gritos sexuales.
Los ojos, apresurados seguían el canto
aquel canto despavorido, de los pocos muchachos
el alcohol que en la sangre corría, se fue aprovechando
de un día en la vida, que corría en el disco.
Los de ella, y los míos, eran distintos; acunaba el sentido de la indiferencia
me sentía, cual huérfano en un campo de fresas
sin darme cuenta, que el orgullo se me había pasado
y pasado, pasado, pasado, y me terminó, acabando.
Y fue entonces cuando el momento se me hizo fuerte
comprender,
sí; sin siquiera querer,
y en eso de que todos
decían,
más no puedes caer.
Sigues tirando los dados, tal y como tu padre te los
enseñópierdeSel tiempo y te ahogas en un vaso de agua, me dijeron
yo, solo
atiné a responder : ESO YA NO ES PARA
MÍ